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La expiación por el adulterio

Gaura Kisora Das Babaji Maharaj

Una persona llamada Himavan vino a ver a Srila Gaura Kisora dãsa Bãbãji y le rogó que le permitiera quedarse en una de las habitaciones dharmasala. Los propietarios del dharmasala tenían todas las habitaciones del ala Norte bajo el control de Srila Bãbãji Mahãrãja. A Himavan se le permitió quedarse en una de dichas salas. Srila Bãbãji Mahãrãja le dijo para que los demás lo oyeran, “Aquel que desea realizar hari-bhajana no se asocia con personas materialistas. Los que en secreto contemplan el aceptar esa mala asociación, mientras hacen un show de la buena asociación o quienes se asocian con los religiosos hipócritas, desarrollan tendencias pecaminosas. He visto a muchos millares de personas arruinarse por haber recurrido a la hipocresía. Tolerando los muchos problemas con paciencia, si uno oye constantemente y canta en asociación con los Vaisnavas, puede mantener su adoración del Santo Nombre”.

Incluso después de haber sido instruido así, Himavan solía conversar en secreto con los

religiosos hipócritas. Bãbãji Mahãrãja, al considerarlo, se enojó muchísimo y poco después Himavan se enfermó muy gravemente. Viendo su sufrimiento, el sumamente misericordioso Bãbãji Mahãrãja pidió a uno de sus asistentes que lo sirviera. Al cabo de unos pocos días, se observó a una joven mujer venir a atender a Himavan. El omnisciente Bãbãji Mahãrãja se enteró y preguntó a su sirviente, “¿Quién está sirviendo a Himavan?” El sirviente replicó, “Yo estoy sirviendo a Himavan. Nadie más lo está haciendo”. Bãbãji Mahãrãja demandó con una voz profunda como de trueno, “ ¿Alguien más está viniendo a verlo?”. Ante ello, el atemorizado sirviente admitió, “Sí, una mujer viene a verlo”. Cuando recibió esta confirmación, Bãbãji Mahãrãja ordenó a su sirviente, “Dado que esa mujer está viniendo a servirlo, tú no debes quedarte más aquí”. Luego llamó a Himavãn y le informó, “Si quieres quedarte aquí, tendrás que pagarme cincuenta rupias. Si no puedes solventar esas cincuenta rupias, entonces debes ir a cualquier otra parte, porque si sucede que te mueres, se necesitará dinero para los gastos de tu cremación”.

Tras ello, Bãbãji Mahãrãja se dijo tranquilamente para sus adentros, “Si no permito que este

hombre se quede aquí, la mujer inevitablemente lo llevará a su casa. Ese es su deseo, para así atenderlo tranquila”. Tras sufrir por un largo tiempo, Himavãn se curó del mal y luego partió para Vrndavana. Srila Bãbãji Mahãrãja lo ignoró y no ofreció resistencia a su partida. Habiendo viajado a Vrndavana, Himavãn se quedó con Dãmodara dãsa de Kusuma Sarovara. Este Dãmodara dãsa era muy conocido por Bãbãji Mahãrãja. Tras circumbalar los doce bosques de Vrndavana, Himavãn acudió un día a Dãmodara dãsa y dijo, “Disfrazado de Vaisnava, he cometido adulterio. Por favor dígame como puedo salvarme”. Dãmodara dãsa dijo, “Debes abandonar la vida. Aparte de esto, no hay otra expiación. Esto es lo prescrito por Mahãprabhu”. Himavãn tenía unos gramos de opio traídos de Govardhana y los tomó. Tras ingerirlos, transpiró en abundancia y temblando fue hasta Dãmodara dãsa y le informó lo que había hecho para terminar con su vida. Tras tomar repetidas dosis, perdió la vida. Simultáneamente, Dãmodara dãsa también fue atacado de una enfermedad mortal. En ese momento, se hallaba en Vrndavana cierto Gosvami. El dispuso el tratamiento para Dãmodara y lo ayudó a salvarse. En cuanto Dãmodara se recuperó, regresó a Navadvipa y fue a ver a Srila Bãbãji Mahãraja. Al verlo, éste le advirtió, “ ¡Tú! ¡Vete a otra parte! Si te quedas aquí conmigo, perderás tu vida, porque hay dos ‘dacoits’ cerca, uno es Narendra y el otro se llama Larãi. Profesando ser sirvientes míos, han hecho propaganda en el vecindario, que se están quedando conmigo. No sé donde están a la noche. Una vez, en lo profundo de la noche, los llamé para que me trajeran un vaso de agua. Grité por largo rato, pero no hubo respuesta. A la mañana siguiente, cuando se los mencioné, ellos dijeron, “No oímos nada”. Seguidamente, siendo ignorado por Bãbãji Mahãrãja, Dãmodara dãsa se refugió en la casa de cierta mujer joven. Al enterarse de sus actividades por otras personas, Bãbãji Mahãrãja se puso furioso y dijo, “No hablen de esto en presencia mía”.

Otro hipócrita vestido de Vaisnava también vivía en Kusuma Sarovara con Dãmodara dãsa.

Fue similarmente rechazado por Bãbãji Mahãrãja. Se cuenta que durante la noche, varios dacoits le sacaron los ojos y lo cortaron en pedazos. La gente decía que el amigo embustero había robado cosas y las tenía bien escondidas. Fue cruelmente asesinado por los dacoits debido a ello.

Estos incidentes ilustran vívidamente el peligro de posar como Vaisnava y asociarse en secreto

con materialistas y cometer actividad pecaminosa. El joven que fue a Vrndavana, que se asociara con personas pecaminosas y cayera con una joven mujer, fue injustamente aconsejado por el hipócrita Dãmodara dãsa, para que se suicidara. Dãmodara dãsa sugirió un castigo que el mismo nunca hubiera llevado a cabo y por ese acto maligno, él mismo lo cometió después. Aunque el suicidio es lo que a veces se prescribe como expiación para tal mala conducta por parte de un sannyasi, y fuera aprobado por Mahãprabhu en el caso de Haridãsa menor, el recurrir al canto constante del Santo Nombre se considera por lo general suficiente expiación, siempre y cuando el malhechor esté dispuesto a abandonar sus vías malignas. Como sea, se concluye fácilmente a partir de estos incidentes que las actividades pecaminosas conducidas por alguien vestido de Vaisnava liberado, poseen consecuencias particularmente graves. Por supuesto, no debe suponerse que es hipócrita no consentir en las cosas pecaminosas que uno puede desear en su corazón impuro. Si uno se siente incapaz de despreciar ese mal que aún lo aflige, entonces debe quedarse en silencio y rehusarse rígidamente a sucumbir al mismo.

No se deriva ningún beneficio de la asociación con los Mahã-bhãgavatas si no se sigue su

consejo y en vez de ello uno se asocia con religiosos hipócritas. Ningún bien habrá para el que no es sincero al vestirse con ropas de Vaisnava, renunciando en apariencia al mundo. Por el contrario, tal falta de sinceridad produce una gran mala fortuna. Los que fueron hipócritas en sus tratos con Srila Gaura-kisora Prabhu se arruinaron como resultado de cometer la ofensa de mantener deliberadamente el apego material mientras cantaban el Santo Nombre.

Extracto del libro "Babaji Maharaja 'Dos Allende la Dualidad'. Las vidas de Gaura-kisora dasa Babaji Maharaja y Jagannatha dasa Babaji Maharaja",

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